Resulta incluso absurdo lo que sucede en ciertas ocasiones. Las reuniones de los viernes en el Café Habana de la ciudad de México parecen ser un gran fracaso pese a que David, Israel y su servilleta nos hemos empeñado en asisti cada viernes, más o menos puntualmente, a la cita. Esta vez ni siquiera asisitió el presunto invitado: Heberto Castillo Juárez, el por qué, bueno pues por problemas de agenda.
Lo cierto es que las famosas reuniones, lejos de favorecer nuestras relaciones interpersonales,
parecen perjudicarlas: en primera instancia ninguno de los compañeros reporteros a quines invitamos asistió nunca y en segundo lugar, por ejemplo, yo no me la acababa con Narce, quien siempre ha pensado que en las citadas reuniones o asisten gansters o de plano son orgías con muchas mujeres o no sé qué. Imaginen que en un lugar público a dos calles de la Secretaría de Gobernación, a una hora en que la gente, mucha gente está desayunando, pudieramos hacer una cosa u otra, particularmente si tuvieramos un invitado.
Lo más curioso es que Israel más o menos dijo lo mismo: como este viernes no hubo nadie y sólo estabamos los tres, Santa Cruz sacó el ajedrez y estuvimos toda la mañana jugando. Incluso pasó un sujeto que quería “la reta” y desde luego lo invitamos. A mi me ganó una partida pero Santa Cruz se desquitó. Ahí fue donde salió el sabio comentario de Israel: “si le dijera a mi novia lo que estuvimos haciendo, no me creería”.
En fin, a ver qué pasa con las mencionadas reuniones, yo creo que debido al exito obtenido será mejor aceptar la propuesta de David y suspenderlas defiunitivamente. Quizá será mejor reunirnos a jugar ajedrez en horas y días menos complicados para todos. Al tiempo.
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Posted by nagualito to La guarida del nagual at 5/21/2006 12:31:00 AM